martes, 26 de marzo de 2013

NGC2237 Nebulosa de la Roseta


Esta imagen, también de enero de 2013, culminó los objetivos que me había marcado para ese invierno. Es el resultado de cuatro horas de exposición total, repartidas en dos noches. Sin embargo, al final de la segunda noche, cuando estaba recogiendo los trastos en mi observatorio particular de Santa Eulària, me llevé la desagradable sorpresa de que la lente principal del Long Perng ED 100 estaba empañada por dentro, o sea, la pesadilla de todo astrofotógrafo. Eso significaba que no se podía desempañar por el procedimiento habitual del secador de pelo, sino que el asunto era más complejo y, lo que es peor, debía haber arruinado la mayor parte de las fotos de esa noche, que fue bastante húmeda y fría. Por probar, metí las tomas en el Pixinsight y las apilé, y luego las procesé. Me sorprendió que se viera lo que se ve, habiendo pasado lo que pasó con la lente principal. Está claro que de no haber surgido este problema el resultado hubiera sido mucho mejor, pero aún así doy gracias de que quedara algo aprovechable.  He de decir que repetí el procesado de esta imagen tres veces en total (cuatro horas cada vez, id sumando…) hasta que salió algo mínimamente digno. Resulta curioso saber el origen de ese agujero central del donut que es esta nebulosa. Esas estrellas más brillantes que hay en el centro son estrellas jóvenes que están naciendo y formándose ahora. Los vientos estelares que emiten esas estrellas en todas direcciones a gran velocidad, ‘empujan’ los gases que tienen alrededor y los echan para atrás, creando esa zona despejada del centro. Hay que decir que, al telescopio, no se ve ni rastro de esta nebulosa, incluso con instrumentos más potentes que el mío. De ahí la magia de la astrofotografía.

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